Una central térmica produce energía eléctrica a partir de energía térmica de combustión.
Las centrales térmicas se clasifican en centrales de base y centrales de regulación. Las primeras tienen interés en utilizar combustibles baratos, por lo que se instalan a bocamina, etc.
Las segundas utilizan combustibles más nobles, tales como carbones industriales y aceites pesados. Están instalados cerca de centros importantes de consumo, que no pueden disponer en abundancia de energía hidráulica.
Las grandes centrales térmicas utilizan, casi exclusivamente, turbinas de vapor. También poseen varios turbo alternadores, de igual potencia, cada uno de los cuales constituye una unidad capaz de funcionar con autonomía completa. Solo se recurre a las turbinas de gas como aparatos motores en las centrales móviles suplementarias o auxiliares. Estas ocupan un espacio relativamente pequeño y su peso, por unidad de potencia, es muy reducido.