El proceso Kraft fue descubierto por Dahl en 1879, que cuando observó que el álcali perdido en el proceso a la sosa era sustituido por sulfato de sodio, en vez de por carbonato de sodio, el sulfato se reduce a sulfuro durante la incineración del licor gastado, por lo que realmente los agentes activos en el proceso son el sulfuro sódico y el hidróxido sódico, y no el sulfato (el sobrenombre Kraft proviene del alemán, donde significa fuerte, debido a las buenas características de la pulpa obtenida). El avance en el uso de este método ha sido imparable desde su invención, pues ya en los años 30, la producción mundial de pulpa Kraft igualaba al método del sulfito, y a partir de ahí, fue aumentando hasta nuestros días, donde es el proceso de producción mayoritario.
Las reacciones que tienen lugar durante la digestión Kraft no son totalmente conocidas, ya que la multiplicidad de compuestos presentes en el medio reactivo, y la complejidad de la lignina dificultan la determinación de las reacciones determinantes de la velocidad global; pero se sabe que la presencia de sulfuro acelera la disolución de la lignina sin que aumente la degradación de la celulosa, y que el ataque a las moléculas de lignina implica la formación de grupos que hacen a la lignina más soluble en el álcali.
Durante la digestión es importante obtener una alta densidad de masa de madera en relación al licor, es decir, es aconsejable que la mezcla de astillas y licor sea íntima. Para conseguirlo, se introducen las astillas y el licor simultáneamente, para así mejorar las propiedades lubricantes del licor y que las astillas resbalen entre sí y se asienten bien en el recipiente digestor. Además, es importante una perfecta mezcla en el interior del reactor, ya que de lo contrario la cocción sería desigual en todo el volumen, y el producto final sería heterogéneo, lo que se traduce en un elevado rechazo de la fracción de pulpa de tamaño más grueso en la etapa de cernido, lo que supone un aumento en el coste del proceso. Es por ello que la convección natural no es suficiente para obtener el grado de mezcla deseado, y se recurra a la convección forzada, inducida por la reducción súbita de presión en la parte alta del digestor, produciéndose entonces la ebullición generalizada de la masa reaccionante, con lo que la mezcla está asegurada.
En cuanto a los requerimientos tecnológicos, el proceso al sulfato presenta la gran ventaja de ser mucho menos corrosivo que el empleado en el proceso al sulfito, por lo que los materiales empleados en la construcción de los equipos pueden ser más económicos y duran más tiempo en activo (un tiempo típico para un digestor es de 20 años).
El procedimiento de operación en una fábrica de pulpa de tipo Kraft es similar al proceso del sulfito. Primero se cargan en el digestor las astillas y el licor blanco4, simultáneamente para obtener una buena mezcla de ambos, y en proporción adecuada para la obtención del ratio licor/madera elegido. A continuación se calienta el digestor por vaporización directa hasta llegar a temperaturas de entre 160 y 180ºC, manteniéndose estas condiciones hasta alcanzar el grado deseado de cocción. Una vez terminada la cocción la mezcla de pulpa y astillas no digeridas salen del digestor y se separan por cernido, siendo devueltas al digestor las partículas de mayor tamaño, y se separa la pulpa, que a continuación pasa a una etapa de lavado.
El licor gastado, denominado licor negro, se pasa al ciclo de regeneración; allí, se mezcla con sulfato sódico y se oxida, para evitar olores indeseables (provenientes de compuestos sulfurosos). Una vez oxidado se incinera en un horno de recuperación, produciéndose una ceniza que contiene carbonato sódico y sulfuro sódico, los cuales se caustifican por agregado de cal apagada; de aquí se obtiene carbonato cálcico, que se regenera a cal viva por combustión. Además, el calor generado en los hornos se aprovecha para calentar la caldera, precalentar el vapor y para evaporar disolvente en la etapa de concentración del licor negro.
Proceso Kraft de obtención de pulpa y ciclo de recuperación
Para el proceso Kraft se pueden utilizar todo tipo de maderas, pero las que mejor resultado dan son las maderas duras. El rendimiento obtenido es bajo para la pulpa no blanqueble (sobre 52%), ya que se separa mucha cantidad de lignina (hasta el 90%), pero la resistencia de la pulpa es muy alta. El color de las pulpas obtenidas en el proceso normal es más oscura que las obtenidas por el procedimiento del sulfito, con lo que no pueden ser empleadas para fabricar papel de impresión, por lo que las pulpas sin blanquear se utilizan para la fabricación de papel de envolver y cartón, debido a su gran resistencia. Aún así, el proceso de blanqueo es fácil y eficente para las pulpas Kraft, y su mayor aplicación es la fabricación de papel de imprimir.
Como características del proceso, que lo han llevado a ser el más empleado, pueden citarse, en resumen:
- Posibilidad de utilización de cualquier especie de madera, por lo que se consigue una gran flexibilidad al suministro de madera
- Buena tolerancia en las astillas de una cantidad relativamente grande de corteza
- Tiempos de cocción breves, con lo que aumenta la velocidad del proceso
- Menores problemas de deposiciones sólidas (alquitrán)
- Excelente resistencia de la pulpa, debido a la alta concentración de lignina residual
- Buen conocimiento y eficiencia del proceso de recuperación del licor gastado
- Obtención de productos secundarios valioso: trementina y tall oil
Como inconveniente más notable cabe citar la dificultad de control de olores sulfurosos, los cuales aparecen a concentraciones de incluso partes por mil millones, y que son difíciles de evitar.