La siguiente etapa en el proceso de obtención del papel es el del blanqueo de la pulpa, siempre que la aplicación final del papel así lo requiera. Durante el blanqueo no solo se eliminan las sustancias coloreadas de la pulpa, sino que se completa el procesado de la pulpa, consiguiendo exactamente las características deseadas en cuanto a cantidades de lignina, hemicelulosa, residuos orgánicos,...
El método más antiguo de obtener papel blanqueado, era someter a las telas, que se utilizaban como materia prima, a decoloración natural mediante exposición a la luz solar. Este método, utilizado comercialmente, era, obviamente muy lento y precario, pues además, el efecto de la radiación ultravioleta producía sobre la tela una acción de debilitamiento que no resulta nada conveniente.
Hasta el siglo XVIII esto era la práctica habitual, pero hacia finales de siglo se disponía de cloro y de hipoclorito, compuestos utilizados a partir de entonces para el blanqueo. Concretamente, el hipoclorito cálcico (Ca(ClO)2) fue el compuesto elegido por su facilidad de preparación y transporte en forma de polvo.
El hipoclorito fue prácticamente el único agente empleado para el blanqueo hasta los años 30 del pasado siglo, al aplicar comercialmente el cloro elemental como agente blanqueador de pulpa. Este procedimiento se reveló muy interesante cuando se aplicó a las pulpas Kraft, las cuales alcanzaban un grado de blancura muy alta, pues la acción del cloro sobre la pulpa es el de eliminar la lignina, compuesto muy abundante en las pulpas Kraft. El principal problema para la implantación del método al cloro era la resistencia de los materiales, lo que se pudo resolver con la aparición del acero inoxidable.
El siguiente paso de vital importancia en el proceso de blanqueo de pastas es la aplicación del dióxido de cloro (Cl2O). La acción blanqueadora de este compuesto se descubrió en 1920, pero su primera aplicación comercial no tuvo lugar hasta los años cincuenta, pues además de problemas en cuanto a resistencia de materiales, existía el problema de la elevada toxicidad y el riesgo de explosiones (explota a concentraciones en fase acuosa superiores al 15%).
Otros agentes blanqueadores importante son el hidrosulfuro, utilizado para blanquear pulpas mecánicas; hacia mediados de siglo se introdujo también el peróxido, en forma de peróxido de sodio o d hidrógeno.
Un agente blanqueador muy potente también es el oxígeno, pero no fue empleado hasta los años 70; la mayor ventaja radica en que la materia prima es gratuita, pues proviene del aire, pero el proceso de separación puede ser demasiado costoso si no es para fábricas de tamaño considerable. Otro agente que puede ser utilizado es el ozono, pero éste presenta problemas de toxicidad y peligro en el manejo.
La elección del método de blanqueo, además de atender a requerimientos técnicos de efectividad y viabilidad económica y técnica, ha de contar como parámetro de decisión el efecto contaminante sobre el medio ambiente, tanto en vertidos gaseosos como acuosos, y en menor medida, sólidos, ya que los compuestos utilizados como los compuestos residuales de los tratamientos de blanqueo, que son procesos oxidativos, pueden producir intermedios peligrosos y residuos nocivos para la salud humana y del entorno natural, por lo que en la evaluación de alternativas, ha de considerarse el coste de equipos adecuados para el tratamiento de dichos compuestos.