La importancia del hidrogeno en la industria química ha venido marcada por su aplicación como intermedio en procesos, y en la producción de otros sectores como la síntesis del amoniaco, para refinerías como gas de síntesis, farmacia, peroxido de hidrogeno (agua oxigenada), electrónica y petroquímica. El gas de síntesis constituido por monóxido y dióxido de carbono e hidrogeno encuentra su aplicación en la producción de metanol, oxoalcoholes, isocianatos, ácido acético, acetatos, combustible sintético, siderurgia e industria del vidrio.
Actualmente el mercado actual del hidrogeno esta sufriendo una profunda revisión pues el H apunta como piedra angular en el panorama energético futuro. La pésima predicción de las reservas de combustibles fósiles así como el progresivo efecto invernadero esta gestando un cambio de mentalidad industrial y política. Así pues los que antes producían hidrogeno para si ven en el motor de economías como la de argentina (la cual tratare un poco mas extensamente a posteriori). Empresas como Air Products (EUA) ofrecen actualmente variedad de productos con el H. como materia prima, esto es plantas coproductoras de H. y electricidad (instalación y puesta en marcha), flotas de vehículos industriales propulsados por células de H., cursos de formación de operarios y técnicos en la manipulación del hidrogeno a lo largo de todo un proceso en planta, así como auditorias etc. La flexibilidad de este “nuevo producto” en el mercado no solo esta suscitando una pugna entre las empresas del sector energético por decantar el futuro a su favor sino que tiene a gran parte del resto de sus consumidores, como el transporte donde solo en Europa uno de cada doce puestos de trabajo esta relacionado con la automoción y la combustión de H. i/o energías eléctricas, solares y de combustión de metanol de origen vegetal (Brasil) pendientes de la solución a futuros problemas de obtención de Hidrocarburos.
Se producen cada año aproximadamente 400.000 millones de metros cúbicos de hidrógeno, lo que supone un potencial energético equivalente al 10% del petróleo consumido. La mayor parte es producida y utilizada por la industria petroquímica y por la de abonos nitrogenados.
Además, se emplea en la industria espacial. Normalmente se obtiene a partir del metano, pero para muchos la técnica más prometedora es la electrólisis del agua, aunque sólo el 4% del hidrógeno se produce con esta técnica (profundizare en esta técnica en próximos apartados).
Las células de combustible H. y energía eléctrica son verdaderamente sostenibles, tanto es así que Hydrogen Fuel Cell Institute estima que para 2005 las células de combustible producirán electricidad a 5 centavos de dólar por kilovatio hora y el Gobierno estadounidense acaba de anunciar que dota con 1.200 millones de dólares adicionales un programa anterior de desarrollo de células para vehículos de 500 millones. El VI Programa Tecnológico de la Unión Europea (2003-2006) convierte el hidrógeno en una de sus líneas de trabajo más importantes. Se están produciendo múltiples alianzas entre las empresas productoras de células (Ballard, Plug, Toshiba, International Fuel Cells, Daimler-Chrysler, etcétera) para comercializar de forma masiva células fijas en viviendas y centros comerciales. General Motors estima que los automóviles con células de combustible pueden llegar a costar cerca de la mitad que los convencionales. Esta compañía ha dado un giro espectacular a su política, desde el escepticismo hasta pretender convertirse en líder de vehículos con células. Ford los considera el Ford T del siglo XXI. La idea dominante es que estos vehículos se desarrollarán en tres fases a lo largo de esta década. En la primera se fabrican pequeñas series (de no más de 30 unidades) de vehículos de prueba. Desde finales de 2002 algunas compañías vienen produciendo vehículos que están siendo alquilados a instituciones públicas, institutos de investigación, compañías energéticas, etcétera. En la segunda fase, que comenzará en torno a 2006, se desarrollará una segunda generación de células y se comercializarán pequeñas cantidades de vehículos. La tercera fase, a finales de la década, supondrá el inicio de la producción en masa.